jueves, 26 de marzo de 2015

Adiós.


No es fácil dejar marchar cuando hay amor.

A mí se me rompe el alma. Odio decir adiós. Odio lo irremediable, lo que no tiene vuelta atrás.

He tenido que despedirme algunas veces, otras, he debido y no lo he hecho. 

Me quedan algunos adioses guardados desde hace un tiempo, que no soy capaz de verbalizar porque no estoy preparada para que sean de verdad.

Un adiós es como un conjuro mágico que hace desaparecer personas. Es una gran responsabilidad y como todas las grandes responsabilidades de la vida, acojona que no veas.

Mi primer adiós fue a mi padre cuando dejó de vivir con nosotros. Después he ido diciendo adiós a todas las versiones de padre que me he ido inventando a lo largo de la vida.

Me he despedido de familiares que han muerto, algunos mayores, otros menos, a los que no les tocaba pero les tocó.

Tuve que decir adiós a mi amor porque no podía ser.

He cerrado la puerta para siempre a relaciones tóxicas y peligrosas para mí, con todo el dolor de mi corazón.

He dicho adiós a mis hijos cuando se han ido a las estrellas, porque si no lo hacía me iba con ellos.

He puesto distancia por fuera y he seguido soñando contigo todas las noches. Pero eso es un secreto.

Y ha sido duro en todos los casos, porque no es fácil dejar marchar cuando hay amor.


Pero hubo amor. 


Probablemente lo haya, el amor no se rompe nunca, solo cambia de aspecto, muta en otra cosa que quizá ya no nos sirve, pero nunca muere.

Qué suerte de amor el que tuvimos. Los hay que no lo conocen y no lo conocerán nunca  y así no merece la pena vivir.

Y hay que vivir.

Probablemente,  si no decir adiós implica  tener que estar despidiéndote de quien eres en realidad, estás equivocándote. Si hay que elegir, elígete siempre a ti, si te tienes a ti, te podrás dar otra vez.

Duele como si te arrancaran la piel a tiras... pero hazlo, apuesta por ti.  Ve a por tu felicidad.

El otro ya te dirá adiós cuando esté listo. Se curará.

Y sonríe, porque hiciste algo grande, amaste, por eso duele tanto.

Qué suerte de amor. Coincidimos en la vida. Compartimos. Doy gracias por ello.


Caminemos. Que tengas un bonito paseo, quizá no tardemos mucho en volver a encontrarnos, quizá no volvamos a abrazarnos más. 

Siempre habrá lugar para ti en mi corazón.

Gracias por todo.
















No hay comentarios:

Publicar un comentario

¿Qué te cuentas?